viernes, 16 de octubre de 2015

¿VUELTA A LA NORMALIDAD?


Reflexiones tras el 27S


Tras las elecciones del pasado 27 de Septiembre han cambiado algunas cosas. Y una de ellas es la percepción de una realidad que los secesionistas se han empeñado en desdibujar.

Catalunya es diferente, pero diferente de lo que ellos creían.

Ni sus poderosos medios de propaganda, ni su empeño en colorear nuestras calles con su banderas han sido suficientes para imponer su voluntad de quebrar a un Estado, el que ellos llaman Estado Español -eufemismo de España- y que en realidad -con sus saludables diferencias- somos todos.

Se han encontrado así, que Catalunya forma parte de las Españas, y no hay caminos fuera de ella. Ni contra ella. Porque sería ir en contra de los propios catalanes.

Es el mensaje de las urnas, ganadas por los secesionistas, pero perdidas como refrendo plebiscitario.Pueden tener la mayoría de diputados autonómicos, pero no a la mayoría de los catalanes, quienes entre todos compartimos familia, vida, trabajos, aficiones, comercios y al fin al cabo bienestar.

Y quien no quiera entenderlo tiene un problema.

A partir de aquí toca volver a la normalidad. Ocuparnos -entre todos- de los problemas que surgen del día a día - y no crearlos-. 
Y no son pocos, así que el trabajo es mucho.

Desde nuestra responsabilidad municipal aportamos todo aquello que otros callan, defendiendo con claridad  lo que nos une, pese a las tibiezas de unos y el radicalismo de otros, que siguen sin comprender el resultado del 27S y del que necesitarán un tiempo para asimilarlo.

La gente de la calle pide normalidad, pide soluciones a la limpieza, a la calidad de las escuelas, al iluminado de las calles, el cuidado de los jardines, a la seguridad del cobro de las pensiones, a una sanidad de excelencia,
Y pide entendimiento -dentro de nuestras normativas de convivencia- que algunos insensatos amenazaron con hacer saltar por los aires.

Veo cómo van desapareciendo los símbolos independendistas de fondos de móvil, de imágenes públicas y de tantos otros sitios.
Quedarán los de quienes viven de ello y por ello, así como unos cuantos paniaguados.

El Sr. Mas será anécdota en unos meses, una vez digiera su pase por los tribunales. Y quedarán los radicales de siempre, unos por viejos -iconoclastas de Companys y su fallido golpe de Estado contra la República- y otros por jóvenes, soñadores de la anarco-revolución. Esa que nunca conocieron más que en la literatura fantástico-radical.

Ninguna novedad -por otra parte- visto en tema en  perspectiva histórica.

Hace unos días me preguntaban unos comerciantes pro independencia con quienes tengo una buena relación que ahora qué pasaría, después del resultado electoral.
Les contesté: pues que toca entenderse, como siempre.

Que aquí nadie puede querer imponerse al otro como se ha venido haciendo y lo que toca, a fin y al cabo, es volver a a la realidad.

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